Whitehorse, Territorio del Yukón, Canadá Diciembre 2016.
Hace 9 años, en Diciembre de 2016, viví uno de los momentos más intensos de mi vida viajera: ver una aurora boreal por primera vez, en Whitehorse, Canadá.
Tenía tantos años soñando con ese momento, que cuando ocurrió no sabía si estaba despierto o atrapado en un sueño demasiado perfecto. Me descubrí llorando de felicidad, con la cámara temblando en mis manos y el corazón más lleno que nunca. Recuerdo la emoción como si hubiera sido anoche: el cielo negro transformándose en un espectáculo danzante de verdes y azules. La voz aguda de una mujer japonesa gritando “there it is!” fue el disparo de salida. Saltamos todos de la cálida cabaña al bosque helado sin pensarlo. -30°C allá afuera y ninguno de nosotros lo notaba. Porque el alma tenía más temperatura que el cuerpo. Y esa sensación de estar vivo, ¡muy vivo! es maravillosa.
Mi sueño de ver auroras boreales
Noche de un encuentro especial con Whitehorse para ver Auroras Boreales, esa fría ciudad de invierno situada al norte de Canada (y muy cercana a Alaska), al sur de Dawson City, famosa por aquella llamada “fiebre del oro”… en el denominado Territorio del Yukon. Desee tanto estar en este lugar que 3 días eran muy pocos para darme cuenta que tan distante se encuentra de México (geográficamente), pero suficientes para sentir la calidez de su gente a pesar de sus bajas temperaturas invernales.
Nunca olvidaré ese momento en el que me arrodillé sobre la nieve, me quité el guante, y hundí la mano en el hielo solo para comprobar que era real. Que ese cielo mágico existía. Que no era un montaje, ni una simulación, ni una imagen de internet. Era yo, ahí, cumpliendo un sueño de infancia. El mismo niño que años atrás preguntaba con asombro si en serio el cielo podía ser verde por las noches, estaba ahora con lágrimas en los ojos diciendo: ¡sí, sí puede… y es hermoso!.
Asi fue mi noche en Whitehorse
Estuve menos de 20 minutos bajo ese espectáculo natural, pero lo revivo como si hubiera durado horas. Esos minutos me enseñaron más que muchos libros. Me enseñaron que hay cosas que no se explican, solo se sienten. Que no todo lo extraordinario se compra. Y que la belleza más profunda no se repite igual dos veces.
Hoy, en 2025, miro hacia atrás y entiendo que esa noche marcó el inicio de algo. Tal vez un renacer, tal vez una certeza: la vida es un viaje, uno real, que se recorre con mochila al hombro y corazón abierto. Me cambió para siempre. Confirmé que los sueños —cuando se persiguen— a veces se alcanzan, pero no para tacharlos de una lista… sino para abrazarlos y compartirlos.
¿Real o Sueño?, la magia del cielo verde
Ahora sé que volveré algún día a Whitehorse, pero no para revivir lo mismo, sino para agradecerlo con más vida a cuestas. Tal vez acompañado, tal vez en silencio. Pero con la misma emoción en los ojos y el mismo niño dentro, que aún no cree del todo que aquella noche fue real.
Porque hay cosas que el tiempo no borra. Y una aurora boreal, vivida con el alma, es una de ellas.
💡 Tips para ver auroras en Whitehorse
- Mejor temporada: Noviembre a Marzo.
- Lleva cámara con trípode.
- Usa ropa térmica real, no turística (hay siempre formas de rentarla)
- No vayas solo… o sí, si quieres llorar en paz.